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CARPE DIEM

La máquina del tiempo

Aquí os dejo un relato que he escrito estos días, a ver que os parece.

 

LA MÁQUINA DEL TIEMPO

Ella le mira y sabe que, ésta vez es demasiado tarde.  Conoce bien esos ojos, los mismos que ahora le escrutan.  Pero él ya no es él.  Ahora es la bestia la que ha tomado el poder, la que habla desde el interior de la persona que un día creyó amar.  Retrocede y sus manos terriblemente solas buscan en la pared desnuda algo a lo que agarrarse.  Pero es tarde, muy tarde porque él ya se acerca, cada vez más...

 

Él la mira.  Una voz de fuego arde en su cabeza, su corazón desbocado parece salirse del pecho.  Ya no llevan sangre sus venas.  Las palabras parecen salir de su boca como cuchillos que cortan un aire cada vez más denso.  Hace calor, demasiado.  Y la voz grita, grita cada vez más fuerte.

 

- Mamá, ¿cuánto falta para llegar? 

Eva se endereza en su incómodo asiento;

-Un poco, Jorge, un poco.

 

Él lanza el puño como única explicación.  Por fín va a darle su merecido, le va a enseñar a no reírse más de él.  Sí, ahora aprenderá.  Pero esta vez siente que debe ir más lejos.  Esta vez acabará de una vez por todas.  Sólo así se calmará la voz.  Sólo así no tendrá que aguantar como ella se ríe de él una vez más.

 

Jorge se pone los auriculares para ver la película.  Apenas se atisban las últimas señales de la ciudad y Eva casi puede sentir el frescor del campo filtrándose a través de los cristales.  En los asientos de delante un hombre de unos sesenta años estornuda y un extranjero le pregunta si le molesta que baje un poco el asiento. "claro que no", miente.

 

Mientras se apoya en la pared y espera el impacto, reza.  Reza y en ese momento cae en la cuenta de que se le olvidaron hace años las oraciones que aprendió en el colegio.  No sabe porque, pero sí que recuerda perfectamente a sus compañeras.  En un instante que parece durar una vida recuerda la última función y la caída del telón, esos segundos mágicos justo antes de los aplausos.  Cierra los ojos e intenta escapar, intenta pensar que acabará pronto, que cuando la luz se encienda él ya no estará ahí.

 

Desde su asiento se escucha a una pareja de jóvenes que pone música en un viejo transistor.  Suena la canción del momento.  Es algo molesto, piensa Eva, y sonríe.  No falta la señora que suspira con fastidio mientras suena el enésimo móvil y una voz apagada responde salida del sueño.  Mira a la jóven pareja.  No deben tener más de quince años.

 

El golpea con todas sus fuerzas, pero no impacta en ella, sino en la pared.  Los nudillos se llenan de perlas de sangre causadas por el gotelé y el lanza un alarido furioso -¿DÓNDE ESTÁ? La persigue, pero el pasillo no parece tener fin, se alarga con cada paso que da.

 

El conductor, un hombre mayor, anuncia que pararán veinte minutos antes de proseguir.  Un torbellino de abrigos y personas se apresta rápidamente hacia la salida del vehículo, rumbo a los servicios y a la cafetería del bar.

La casa, hasta hace un momento con vida, empieza a perder su luz.  La cabeza se le nubla. ¿Dónde está ella? ¿Y el niño? ¿Cómo se han atrevido a desvanecerse así, en el aire, cómo fantasmas?  Lo pagarán, lo pagarán muy caro... Entonces, por primera vez advierte que no está del todo sólo.

Después, el frío de la piedra sube como una enredadera por su cuerpo

 

En la ventana del autocar la primera luz del día besa los olivos, las nubes dibujan un paisaje de irreal belleza, se escucha la música soterrada de las aves.  En ense momento un silencio inquieto acude a acurrucarse en el regazo de Eva.  Es Jorge.

-Mamá, ¿Queda mucho aún?

-No hijo, ya estamos llegando.

 

Jason

1 comentario

Ben McAllister -

K bueno Jason. Totalmente inesperado y misterioso.